miércoles, 28 de marzo de 2012

Cromocorbatografías

Es uno de los de nuevos creadores caraqueños que en la búsqueda osada de caminos para expresar sus sueños, anhelos y dolores encontró la vía que le confiere en la actualidad su lenguaje plástico, nos referimos a David Cuevas Jackson.
Como en los  inicios del Pop Art, él desea un arte ligado más directamente a las realidades cotidianas consiguiendo muchas veces (aún sin proponérselo) obras de una auténtica crítica social.

Aferrado a la vida, la naturaleza es el centro de su quehacer artístico. Para él la libertad y el llamado de la naturaleza lo llevaron a revelarse contra una existencia de alto nivel ejecutivo, profesional, metódica, rutinaria…, el maletín, el traje y la corbata le quemaban en el cuerpo. Los números, computadores y oficinas lo coartaban hasta casi asfixiarlo. Él elige el aire, el sol, el agua, los árboles, la vida. Su amor por el arte y la necesidad de expresarse aunados a una gran capacidad comunicativa, lo condujeron al mundo de las artes plásticas por el que transita ya varios años.

En su reciente propuesta David Cuevas Jackson, nos sorprende gratamente con el uso de materiales textiles en obras que escapan lo bidimensional, ampliando su campo expresivo a  representaciones tridimensionales.

La historia nos cuenta de pañuelos de seda multicolores que portaban en el cuello los soldados croatas y robaron el corazón de Luis XIV, allá por  1668, convirtiéndose en “cravattes”  y que desde entonces  habían permanecido ahí, quietas, como símbolo de masculina elegancia, hoy debutan, en las artes plásticas, ante la mirada sorprendida de los espectadores. Imprescindibles en la cotidianidad  citadina contemporánea, donde aproximadamente 600 millones de varones las usan diariamente, las hoy “corbatas” las encontramos como elemento plástico en las obras de este creador: anudadas, retorcidas, onduladas o extendidas y a veces casi irreconocibles, multicolores corbatas son incluidas, como para Rauschenberg, “llenar literalmente el foso que separa al arte de la vida”.
Las sedosas prendas, transformadas por nuestra sociedad en íconos de estatus social y vida exitosa, representan todo lo que a él no le gusta, entonces  las convierte en códigos y símbolos artísticos que maneja con destreza para llevarnos a un mundo anhelado por él.
Los  árboles como eterno símbolo de vida, están presentes en la mayoría de sus obras, intentando reconciliar de alguna manera la destructora vida cosmopolita con lo esencial del planeta que habitamos; la naturaleza y el ecosistema.

Los ámbitos temáticos y estéticos de este artista, son puntos que logra converger en una obra fresca con valores poéticos y estéticos que le han valido ya varios reconocimientos. Acercarnos a su creación artística de aparente contradicción nos puede llevar a una seria reflexión sobre la trastocada escala de valores de la sociedad actual y alentarnos a la preservación de lo más valioso que tenemos: nuestro único planeta.

Prof. Enma Ramírez



















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