Es uno de los de nuevos creadores
caraqueños que en la búsqueda osada de caminos para expresar sus sueños,
anhelos y dolores encontró la vía que le confiere en la actualidad su lenguaje
plástico, nos referimos a David Cuevas Jackson.
Como en los inicios del Pop Art, él desea un arte ligado
más directamente a las realidades cotidianas consiguiendo muchas veces (aún sin
proponérselo) obras de una auténtica crítica social.
Aferrado a la vida, la naturaleza es el
centro de su quehacer artístico. Para él la libertad y el llamado de la
naturaleza lo llevaron a revelarse contra una existencia de alto nivel
ejecutivo, profesional, metódica, rutinaria…, el maletín, el traje y la corbata
le quemaban en el cuerpo. Los números, computadores y oficinas lo coartaban
hasta casi asfixiarlo. Él elige el aire, el sol, el agua, los árboles, la vida.
Su amor por el arte y la necesidad de expresarse aunados a una gran capacidad
comunicativa, lo condujeron al mundo de las artes plásticas por el que transita
ya varios años.
En su reciente propuesta David Cuevas
Jackson, nos sorprende gratamente con el uso de materiales textiles en obras
que escapan lo bidimensional, ampliando su campo expresivo a representaciones tridimensionales.
La historia nos cuenta de pañuelos de
seda multicolores que portaban en el cuello los soldados croatas y robaron el
corazón de Luis XIV, allá por 1668,
convirtiéndose en “cravattes” y que
desde entonces habían permanecido ahí,
quietas, como símbolo de masculina elegancia, hoy debutan, en las artes
plásticas, ante la mirada sorprendida de los espectadores. Imprescindibles en la
cotidianidad citadina contemporánea,
donde aproximadamente 600 millones de varones las usan diariamente, las hoy
“corbatas” las encontramos como elemento plástico en las obras de este creador:
anudadas, retorcidas, onduladas o extendidas y a veces casi irreconocibles,
multicolores corbatas son incluidas, como para Rauschenberg, “llenar
literalmente el foso que separa al arte de la vida”.
Las sedosas prendas, transformadas por
nuestra sociedad en íconos de estatus social y vida exitosa, representan todo
lo que a él no le gusta, entonces las
convierte en códigos y símbolos artísticos que maneja con destreza para
llevarnos a un mundo anhelado por él.
Los
árboles como eterno símbolo de vida, están presentes en la mayoría de
sus obras, intentando reconciliar de alguna manera la destructora vida cosmopolita
con lo esencial del planeta que habitamos; la naturaleza y el ecosistema.
Los ámbitos temáticos y estéticos de
este artista, son puntos que logra converger en una obra fresca con valores
poéticos y estéticos que le han valido ya varios reconocimientos. Acercarnos a
su creación artística de aparente contradicción nos puede llevar a una seria
reflexión sobre la trastocada escala de valores de la sociedad actual y alentarnos
a la preservación de lo más valioso que tenemos: nuestro único planeta.
Prof. Enma Ramírez
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